Y cuando se sentó frente a mi -dieciocho minutos después de la hora de la cita- me miró a los ojos y se sentó. Yo bajé la mirada a mi expresso cortado y me concentré en el humito consistente que subía desde la tacita y se perdía entre ella y yo. Se quitó el abrigo despidiendo minúsculas gotas de hielo que cayeron sobre la mesa y pidió lo mismo que yo.
Tu y tu expresso lechoso, qué aburrido... dijo, al saludarme.
¿Por qué no pides otra cosa entonces? contesté, violenta. La miré, molesta y apenada al mismo tiempo.
El aire se sentía helado... como hoy. Llovía también como hoy y parecía que el sol no había salido en mucho tiempo. Hacía frío, como hoy, como aquí, como en este momento. Tal vez diez u once grados centígrados menos... Allá también contábamos en centígrados.
Nos perdimos a propósito. Nos perdimos de noche, los tres. Yo compré un sprite -cosa rara, no me gustan los refrescos- y lo guardé en mi bolsa rosa. Mi eterna bolsa rosa. Caminamos por las calles del centro, pasamos varias tiendas, galerías de arte, restaurantes y bistros, la mayoría ya había cerrado.
La noche anterior habíamos ido de fiesta. Hoy no. Hoy nos perdimos.
Se terminó la calle y llegamos a un puente. Cruzaba un río que serpenteaba hacia la izquiera y lo seguimos. Perderse y encontrarse, la magia del pretexto.
Mucho frío. Me acomodé el gorrito de mi chamarra. La luz amarillenta de los postes le daba un aire cálido a todo aquéllo.
Qué pinche frío hacía.
-Más tarde nos fumaríamos un cigarro recién enrollado sentados frente a la estación de trenes vacía. Ni una sola persona estaba en la calle. Frente a la estación habría un café estilo París, al que ni se nos ocurriría entrar porque sería demasiado caro para nuestro presupuesto de backpackers. Nos sentaríamos en una banca congelada, fumando por mucho tiempo. Compartiendo el cigarro y el silencio. Tendríamos que consultar el mapa varias veces para volver a la casa de Oskar y su novia.-
El río bajaba frente a lindas fachadas de casa perfectamente escandinavas. De postal. La niebla gris que nos congelaba los pulmones sólo le daba más glamour a la escena. Nos perdimos un buen rato, nos frenamos las ideas.
Se terminaron las casas, dimos la vuelta para regresar. Los tres. Los tres solos y el frío. Exhalamos con fuerza e hicimos humito. Nos reímos y recordamos cuando éramos niños y hacer humito en la mañana llegando a la escuela era de los momentos más divertidos del día.
Estábamos en medio de la aventura, de la gran aventura y sin embargo, ésa noche era para perderse. En la ciudad y en los recuerdos. En los recuerdos del pasado y en los recuerdos que ése presente tan helado nos estaba regalando para el futuro.
Regresamos a la banhof y de ahí nos ubicamos en el mapa, ¿no? Va, dijo él. Va, dije yo. Sirve que nos echamos un cigarrito antes de llegar a la casa.
El río de regreso. A mi sprite le salieron hielitos. La luz amarillenta y la ciudad vacía. Pasamos frente a un gran escaparate con espejo.
Aguanten, dije. Volteen para acá.
Point and shoot.
2 comentarios:
Quiero perderme contigo...
Quiero perderme contigo en Suecia...
Quiero perderme contigo en Göteborg...
Te amo =)
Tu dices cuando...
=]
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