Sin dedicatoria en especial.

Pues ahora con lo del choque y que esta semana no "iré" a la oficina -porque en la realidad, me siento irresponsable y acabaré yendo en cuanto me quiten el collarin y pueda manejar- estoy aqui con mis horarios disfuncionales de nuevo.

Son las 5.43 de la mañana y no me he ido a dormir. El sábado me dormí a las 3.30 am. También puede tener que ver que hace rato me confundí, mucho.

La caja del Tryptanol me hace ojitos.

En las últimas cuatro horas de mi vida, me eché las 2,099 fotos donde salgo en facebook y reí bastante. Ahi está documentada gran parte de mi vida desde el dosmil siete y han sido tres años con harta cosa divertida. Y harta cosa en general.

Harta cosa.

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Nunca había considerado cerrar mi blog o de plano no escribir en él a propósito por un largo tiempo. Últimamente lo pensé, dos veces. Pero no creo que ayude a la causa. Creo que la causa se tiene que ayudar sola.

Una vez leí un escrito hecho por la novia de un poeta. Recomendaba nunca enamorarse de un poeta porque por más que el poeta la ame, siempre tendrá algo que decirle a alguien más. En el sentido más estrictamente romántico. ¿Qué sería de un pinche poeta sin escribirle al desamor? ¿A la desilusión? ¿A un amor pasado, a uno perdido? ¿Qué sería de un pinche poeta sin inspiración ajena, sin inspiración propia del pasado, del presente, del futuro que pudiera ser, del que no, del imaginado? Y eso no devaluaría el amor que le pueda tener a la novia. Ni a su relación. Ni a lo que tiene con ella. Ni a lo que quiere tener con ella.

¿O si?

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Leer ente líneas es tan subjetivo. Cuando yo lo hago, nadie
me
lee.

Ni tú.