martes, 27 de octubre de 2009

Aprendido entre fines de semana locos, una boda, una visita, y el día de hoy

Bueno pues ElWonderland se volvió calabaza y se andaba metiendo hasta en mi sopa. Pero nomás no me daba tiempo de venir y escribir sobre una sóla cosa de la variedad de ellas que ha pasado en los muchos días que llevo sin escribir.

Así que explayaré mis pensamientos de forma random acerca de todos los acontecimientos mencionados en el título de este post. Cabe mencionar que cada cosa se suponía que sería una entrada, pero por obvias razones de falta de tiempo, pues ya no es...

Todo esto me recuerda que mi exnovio y yo siempre debrayábamos en nuestras ocupadas -y compartidas- vidas, (claro, cuando era mi novio y compartíamos cada segundo de nuestras vidas) sobre lo maravilloso que sería aquel invento que nos permitiera tener una vida sana, descansada y no somnolienta con dos o tres horas de sueño por día. ¡Tendríamos tanto tiempo para tantas cosas! Sostengo la idea... La neta estaría chido, ¿no?

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Me molesta y/o me divierte la gente del mundo. Para la mayoría, ésa es su utilidad en mi vida. Ja. A menos que sean mis amigos, claro... Hubieron varios fines en los que pasaron cosas locas que nunca pasan en mis fines. Una de ellas es que no me dejen entrar a un antro. Otra de ellas es que no tenga la más mínima y remota idea de cómo llegué, con mi coche, a mi casa. Otra más es ir al cine, llorar con alguien con quien no lloraba (o por quien no lloraba) hacía mil tiempo y luego ser robada por un sujeto imbécil en un centro comercial. Al final todo fue bueno y tuve lindos aprendizajes. Aprendí que aún en estado etílico manejo de manera decente, o mínimo no choqué ni atropellé a nadie. Espero. No había sangre ni rastros de pintura ajena en mi coche al día siguiente. También reconstruí la noche del antro fallido. resulta que nos transportamos al nuevo lugar de moda y bebimos sendas perlas negras, fruto de mi espléndida generosidad, fruto de mis nuevas quincenas. Luego acabamos festejando la compañía de la noche y riendo de los berrinches de una chava con una botella y escuchando Radiohead, luego proseguimos ebrias en un rave y luego más ebrias en un jardín. Un poco después ebrias destrozando nuestros celulares y ebrias evadiendo un alcoholímetro.

Fuctíferos, surreales y divertidos fines de semana.

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Luego vino la hippie Boda, que incluyó un avión de ida y uno de regreso, obvio, un vestido dorado que no se viera como de Paulina Rubio, a mi familia y uno de los shocks más grandes de mi vida. Consultar aquí para más información. Y pues si, hubo bailongo, party, fracs, regalos y un primo nuevo...

También hubo amor en la hippie Boda. De hecho creo que por éso se casaron. No estoy segura.

El padre, en la misa habló de algo que se llama compromiso. Dijo algo así como que el amor no es suficiente para toda la vida, yo estuve de acuerdo con él, y que cuando uno se casa lo debe hacer por compromiso. Por un compromiso más grande y mejor pensado que ésas pendejadas de estar enamorados. Me sorprendí porque estaba poniendo atención a la misa y come on, nadie nunca jamás en la vida pone atención a la misa... En fin, me puso a pensar en cómo tiene razón el padrecito y en cómo yo sería tan mensa como para realmente estar dispuesta a tener un compromiso así, más allá del amor. Más allá del error, decía el padrecito, más allá de cualquier cosa que su pareja pueda hacer, el peor error, la peor equivocación, más allá de perdonar el peor dolor, más allá de superar la peor traición, un compromiso neta va más allá. Más allá de la fidelidad, la lealtad, más allá de todo. Es decir va, va con todo y sobre todo. Para superarlo todo. Sea lo que sea que todo pueda ser...

Y luego me asusté de estar pensando todo éso mientaras mi prima se casaba. Así que me concentré en conmoverme en los momentos indicados y tomar fotos y regresarle la sonrisa al amigo guapo que me sonreía constantemente.

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Después me di cuenta que cuando tu nueva rutina se vuelve tu nueva rutina tienes que aprender a hacer tiempos. Y si no se pueden hacer, a modificar situaciones. Está medio feo porque tal vez son situaciones chidas, como en mi caso. Pero tal vez son situaciones que funcionan por motivos circunstanciales. O que dejarán de hacerlo por los mismos motivos. No sé. Lo que si sé, es que algo me sirvió para cerrar cabos sueltos. No, a ver... Se pueden cerrar cabos sueltos? Cómo se dice? Atar cabos sueltos... O lo que sea. En fin, las cosas pasan por algo, como todo mundo dice. Y pues ya. Una parte queda a la situación en sí, otra a las circunstancias y otra a como todo se vaya acomodando. Yo no quiero tomar la pieza y moverla a la de a huevo. Quiero darle un chance a... lo que sea que se le de chance en estos casos.

Seguramente nadie de mis ochomil lectores por segundo le encontró mucho sentido a este último párrafo. Lo siento, fue nadamás como un vaciado de pensamiento.

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Este fin nos fuimos a cuerna. Poolparty. Rico, agusto y francés.

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Hoy el trabajo estuvo de la ñonga. Me molesta que me cambien la jugada sin justificaciones inteligentes y fundamentadas. Pero en fin, cuando uno empieza pues no puede ponerse sus moños. Jaja. Así que pos ya. Hay algo muy divertido en todo esto. En la office somos 4 ex-a-escuelaconocida y nos la pasamos bien las miles de horas que estamos juntos...

Estoy doscientos por ciento consciente de que no es esto lo que quiero hacer el resto de mi vida pero ir a una office, formalito, bonito, a hacer cosas de business por el mundo, pos la neta está chido.

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A veces me dan ganas de si mover la pieza a huevo. Correr para allá o para acá. Lejos. Definitivo.

Pero a veces no.

domingo, 4 de octubre de 2009

It is magic that works my life

Y no se burlen del título de mi post. No persigo ponys de colores en mis sueños buscando el final de arcoiris. No.

Simplemente el viernes pasaron dos cosas de lo más equis que me hicieron volver a pensar en lo cool que es mi vida. Ajá.

Viernes seis treinta p.m. saliendo del trabajo. Quincena, gente enloquecida, tráfico intenso, choque en una esquina, baches por todos lados, un señor que me mienta la madre porque no me pasé en amarillo. Mi coche todo marrano porque un traíler me rebasó y me bañó con agua lodosa. Coche marrano y rayado porque en la mañana de ése día tuve un encuentro cercano del tercer tipo con una camioneta blanca. O sea... me pegó. Sol intenso que da de frente, de ése que quema y no deja ver bien. Otra mentada de madre porque ya está en verde y yo no encuentro mis lentes oscuros en la guantera. Me empiezo a estresar.

El camino a mi casa que toma generalmente quince minutos, me tomará, fácil cuarenta y cinco. Tengo que pasar al banco y seguramente estará hasta la madre de gente. Suspiro. Mejor paso al banco en la noche.

Un señora de las de camioneta que manejan con el codo izquierdo se me encima y luego se da cuenta que hay un coche junto a ella. ¡Pendeja! Volantazo. Me voltea a ver y me sonríe con cara de ayy perdón no te vi. Carajo cómo quema el sol a ésa hora.

Me toca otro alto. Pinche señora. Estrés... Pongo neutral y le subo a la música. Electrónica, claro. Y en éso pasa...

El coche de atrás es un chevy beige, donde vienen el conductor y una chava. Pasa junto a mi un vendedor de ésos de las esquinas, con varios ramos de flores. Veo a los del chevy para entretenerme en algo. Él dice algo, ella sonrie y se acurruca en su asiento. Le da un golpecito a él en el hombro. El guey de las flores ya pasó su coche. El conductor toca el claxon. Ya compró un ramo. Lo paga y se lo da a la chava. No le dice nada, ni si quiera la voltea a ver. Ella sonrie otra vez y se vuelve a acurrucar. El voltea y le da un beso en la frente.

Semáforo en verde.


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Siguiente alto. Estoy pensando en los del chevy awww mientras veo distraidamente un bicho que camina por mi ventana. La del lado del copiloto. Es un bicho grande, rojo y no tan feo. Mentalmente pido que siga caminando y se salga o vuele por los dos o tres centímetros que siempre traigo abiertos en la ventana del copiloto. El bicho camina, yo lo veo. Me aterran los bichos.

Ya no veo al chevy.

De repente el bicho se para. Da vueltita para un lado, para el otro, como que sin saber para donde irse, y de la nada brinca y empieza a volar metiéndome un gran susto. Así cañón. Brinqué y toda la cosa. Vuela y se sale y fin de la historia.

Entonces me cago de risa. Así, me río impresionantemente. Y luego me río de que me estoy riendo, sola en mi coche de un bicho rojo. Me río muchísimo. Volteo a mi izquierda, riendo. El guey del jetta azul junto a mi me ve extrañado, y me sonrie. O se ríe de mi.

Semáforo en verde.