Y pues si, me la pasé increíble. Como bien sabido es, de plano que Paris no tiene madre. Enfrente de la torre Eiffel; medio kilo de fresas con chocolate y dos botellas de vino. Buen picnic, con mi amiga Lola, en tan perfecto lugar. Luego nos subimos a la torrecita. Claro que para el escalón 450 ya casi casi estábamos crudas y fue gracias a nuestro angelito de la guarda que no rodamos escalera abajo perdiendo lo que quedaba de glamour. Jaja.
Viva la France.
Hace 4 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario