lunes, 25 de febrero de 2008

De Berlin (y festejos de cumpleaños)

* Mi fiesta de cumpleaños se puso buena. Tan buena que algunas partes sólo están grabadas en memory sticks. Jaja. Tan buena que compré una botella de Bacardi y se me olvidó tomármela.

Y pues para seguir festejando me fui a Berlin. Y paseando por aquí y por allá, por la puerta de Brandenburgo, entre museos y eventos culturales, subiendo al Reichstag, tomando cerveza (nota: no me gusta la cerveza), yendo y viniendo a Potsdam, entre restos del muro y muchas salchichas (otra nota: no me gustan las salchichas), pan negro, películas, palabras de veinte sílabas, música techno, muchos y muy ricos restaurantes, wc's de primer mundo y demás linduras germanas, obtuve unas no menos buenas conclusiones que me ayudan a incrementar las razones por las que un blog no es del todo inútil o, que es fácilmente llenable, por lo menos.

* Aprendan todos que hay una real diferencia entre Berlin del Este y Berlin del Oeste. El Oeste es más nice, el Este es más underground. El Oeste tiene la party chic, el Este tiene la party intensa; ésa medio decadente, en enormes edificios con aire soviético. El Oeste es como un lounge gigante. Está Potsdamerplatz. Parece que hay música chillout hasta en el metro. En el Este está Alexanderplatz, la fuente punk, la gente que se viste bien raro y la escultura de Marx.

* Cuando la gente lleva un rato viviendo en Europa (y ésa gente no es de Europa) se crean un ambiánce medio mamón en la manera de cómo viven, qué comen, qué hacen de su vida, qué libros leen, que música escuchan, qué facha se ponen, qué pan comen en el desayuno, etc. y todo aquéllo me resulta bastante agradable, de hecho.

* El arte de olvidar se crea borrando, escondiendo, reescribiendo, tachando o ignorando. Berlin me puso en crisis cuando lo quise aplicar, pero también me abrió los ojos a algunas cosillas. O sea que ahorita no aplica. Uhm, no. Fuera de contexto. Por lo menos en febrero y marzo.

* Éramos todos cartas, cartas que se iban en un remolino hacia el techo. Luego ustedes eran cartas y yo me hundía en la oscuridad hacia abajo pero no me movía. Las cartas eran las que se hundían. Hacia arriba. Bien raro. La cosa es que todo este teatro nada tenía de chistoso y yo, no podía parar de reírme.

* El otro tu me gusta. Un buen. Aunque se tarde un rato en aparecer y para la gente que no te conoce, sea simplemente inexistente o inimaginable.

* El último festejo del cumpleaños: Weekend de rave en Barhem. Si, en Berlin. ¡Yeah Babeee! ¿Algo más que decir? No. Jaaa. Bueno si. Mis cumpleaños nunca tienen un sólo festejo, ni duran un sólo día...

1 comentario:

Mitzi Dom dijo...

tssss Berlín... tssssssss tsssss Deutschlaaaaand!!!! haaaa ich liebe Alemania jajaja.. no pues que chidito nena veees te dije?.. además el apunte.. o no el metrito normal es lo más irreal del mundo.. yo creí que era tecnología de punta y zooooing que se parece al del defectuso jajaja.. sólo en Alemania.. te amo chukulucita sensual!